Ozonoterapía. Tratamiento para la piel

Los radicales libres son los responsables del envejecimiento de la piel. Para mantener la piel joven, es necesario mantenerlos a raya e intentar que nuestra piel esté hidratada y cuidada. La ozonoterapia puede ser un tratamiento estético ideal para conseguir este efecto.

La ozonoterapia es capaz, como decimos, de reducir el nivel de radicales libres en tu cuerpo, retrasando así el proceso de envejecimiento. Unas cuantas sesiones de ozonoterapia y notarás los resultados a nivel externo (y a nivel interno, aunque eso no lo notarás).

Como es el tratamiento de ozonoterapia antiedad
Hace unos años, el tratamiento con ozono se hacía de forma oral. Hoy en día, se utiliza una técnica algo más compleja pero que a su vez se ha demostrado dar mejores resultados. El médico que te atienda, te extraerá sangre y la combinará con ozono para después volver a introducirte la sangre en tu cuerpo.

Como decimos, el ozono inyectado es más efectivo, pues su nivel de acción es más profundo, llegando a las mitocondrias de las células de tu piel.

Otros factores de envejecimiento
Como sabéis, aparte de la edad, existen otros factores externos (y que, algunos casos no podemos controlar), que pueden hacer que nuestra piel se muestre más vieja de lo que es.

Estos factores pueden ser:

El estrés. Una vida ajetreada puede hacernos perder la juventud.
La contaminación. Vivir en una ciudad con mucha polución hace que la piel se resienta de estos factores tóxicos.
Fumar, beber, no cuidarse la piel con cremas …
Con la ozonoterapia, se intenta que la piel se recupere de todos estos males para nuestra piel.

Sesiones y precio de la ozonoterapia
Lo bueno de la ozonoterapia es que no tiene efectos secundarios. Es por ello que se pueden hacer sesiones no demasiado prolongadas en el tiempo. Puede ser que tu médico te aconseje realizar sesiones cada 10 días más o menos sin ningún tipo de peligro para tu salud.

El precio suele ser de unos 20 euros por sesión.

Debemos tener en cuenta que, aunque no tenga efectos secundarios, determinadas personas no van a poder realizarse este tratamiento. Por ejemplo, a las mujeres embarazadas no se les puede aconsejar por motivos lógicos, o las personas que sufren del corazón o que hayan tenido un infarto.