viernes, 2 de noviembre de 2007

Fotofobia

La sensibilidad a la luz, llamada también fotofobia, es una sensibilidad o intolerancia a la luz. La sensibilidad a la luz puede ocurrir con luz solar, luz fluorescente o luz incandescente. Algunas veces personas sensibles a la luz sólo les molesta la luz brillante.

Causas

Usualmente la fotofobia es un síntoma de otro problema subyacente, tal como la abrasión corneal, "uveitis" (inflamación de la parte interna del ojo) o un desorden nervioso central tal como la meningitis. La sensibilidad a la luz puede acompañar también desprendimiento de retina, irritaciones de las lentes de contacto, bronceado y cirugía refractiva. Personas con colores de ojos claros, con cataratas y aquellos que sufren de migrañas y dolor de cabeza padecen más sensibilidad a la luz y deslumbramientos.

Se puede experimentar fotofobia si se diagnostica con una de las siguientes condiciones: albinismo, deficiencia total del color (viendo solamente sombras de gris), botulismo, rabia, envenenamiento por mercurio, conjuntivitis, keratitis o iritis. Algunos medicamentos pueden producir sensibilidad a la luz como efectos secundarios, incluyendo la belladona, furosemida, quinina, tetraciclina y doxiciclina.

Síntomas

El síntoma principal de la fotofobia es una necesidad de mirar de reojo o cerrar los ojos con luz brillante. Pueden acompañar dolores de cabeza a la sensibilidad a la luz.

Tratamientos más comunes

El mejor tratamiento para la sensibilidad a la luz es tratar la causa subyacente. En muchos casos, una vez tratado el factor desencadenante, la fotofobia desaparece. Lo mismo podríamos decir de los medicamentos causantes de la sensibilidad a la luz. Dejando de tomar la medicación, se devuelve la tolerancia a la luz.

Comentar posibles efectos secundarios con su médico antes de dejar de tomar cualquier medicación.

Evitar luz solar brillante u otros tipos de luces fuertes si se es sensible a la luz. Usar sombreros de alas anchas y protecciones solares apropiadas en los ojos. Asegurarse de que las gafas tienen protección ultravioleta (UV). Al usar gafas, la pupila se dilata y permite que más luz entre en el ojo; también entran rayos UV adicionales dañinos.

Tener presente que la sensibilidad a la luz puede permitir sanar el ojo, en casos de fotofobia asociada a la cirugía refractiva, abrasión corneal y otras condiciones oculares. La sensibilidad a la luz es frecuentemente una defensa natural cuando el ojo es traumatizado.

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